Hirter 1270

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1270 es el año de fundación de la fábrica de cerveza Hirt y también del nombre de esta cerveza que se ha inspirado en las que se hacían en esa época para crear una nueva cerveza adaptada a los sabores de hoy. 

• Estilo: Lager, Viena
• Aspecto: Cerveza ambar transparente, ligeramente cobriza, muy buena cabeza de espuma blanca. 36 EBC
• Sabor y Aroma: Debido al uso de maltas caramelizadas se consigue un suave sabor tostado, que resulta muy agradable. Por el tipo de lúpulos utilizados, se consigue un amargor muy delicado que hace que se nos abra el apetito. 22 EBUs
• Alcohol: 4,9%
• Ingredientes: Malta austriaca, lúpulo checo Saaz, lúpulo alemán Hallertauer Perle y levadura.
• Temperatura de consumo: 8ºC
• Acompañamiento: Perfecta como acompañamiento de carnes rojas.

Bordeando Italia y Eslovenia, en la región de Carintia al sur de Austria, se encuentra una zona montañosa y muy pintoresca, donde se encuentra la fábrica de cerveza Hirt, que data del siglo XIII, y con más de 700 años es una de las más antiguas de Austria y una de la más queridas por los austriacos.

Originalmente empezó como una taberna para refrescar a los caballeros y a los comerciantes que atravesaban la ruta comercial entre Viena y Venecia. Posteriormente se estableció una fábrica de cerveza que llega hasta nuestros dias.

Quizás el éxito y longevidad de la fábrica y sus cervezas se basa en sus ingredientes, que son de la máxima calidad. Para empezar, el agua, que proviene de su propio manantial de agua pura. Hirter es una de las pocas fábricas de Austria que tienen su propia fuente de agua, que proviene de los Alpes y que por su extraordinaria pureza se utiliza sin tratar en todas sus cervezas.

En cuanto al lúpulo, las cervezas se elaboran según antiguas recetas Bohemias y donde se utilizan los mejores lúpulos aromáticos checos: Saaz y Hallertau Perle. El estilo de la fábrica ha sido el de unas cervezas que no son muy amargas, sino con un delicado y refinado sabor a lúpulo. La malta es austriaca y sólo se utilizan cuatro variedades, de más de las veinte disponibles en Austria.

También Hirter se diferencia de otras cervezas en que no pasteurizan la cerveza ni utilizan ningún tipo de conservantes. Lo que se hace es un doble filtrado en frio, para garantizar su conservación, pero es un proceso más costoso, que merece la pena porque conserva todas las propiedades de la materia prima utilizada.

La política de inversiones de la fábrica ha ido siempre a garantizar la mejor calidad de la cerveza, en lugar de aumentar la capacidad. Es por eso que su meta es ser pequeños y selectos.

La fábrica posee dos cervecerías, una al lado de la fábrica y otra en el centro de la localidad de Hirt. Las dos son tabernas tradicionales austricas, donde se sirven platos de la cocina austriaca y toda su gama de cervezas. La del centro además, está decorada con una gran caldera de cocción que llama la atención. Merece la pena una visita para conocer y disfrutar tanto de sus cervezas como de la cocina austriaca.

Los austriacos poseen una cocina de muy alta calidad y poco conocida. Por su situación en el centro de Europa y por su historia tiene influencias de muchos paises: Alemania, Hungría y Bohemia (la actual Rep. Checa), así como parte del norte de Italia (Tirol del Sur y Trieste) y de Istria, que pertenece a la actual Croacia, formaron parte del imperio austríaco. Y como los Austrias, una rama de la Casa de los Habsburgo, reinaron durante siglos en España, persiste hasta nuestros dias una fuerte influencia de la Península Ibérica en la cocina austriaca. A partir de la útima victoria sobre los turcos en 1697 (gracias a ellos los austriacos empezaron a amar el café y de ahí su fama en este país), el estilo de vida barroco se desarrolló en Austria con todo su esplendor. La majestuosa presencia de la antigua capital imperial, Viena, es testimonio de la gloria de tiempos pasados. Aunque hoy es demasiado grande para las necesidades de una pequeña república, forma con sus palacios y sus señoriales barrios un imponente marco de esplendor mundial para encuadrar una gastronomía que sigue pensando en claves regias e imperiales. Sin reparos, se nutre de las cocinas étnicas de las antiguas monarquías, que se enriquecen con las intensas formas de preparación de las provincias del campo y la montaña.

Destaca su cocina por la excelente presentación de sus platos y la abundancia de sus raciones. Los más exquisitos platos y mejor presentados se encuentran tanto en las pequeñas tabernas como en los restaurantes de lujo.

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